sábado, 28 de septiembre de 2019

ZEST y las pocas calorias sabrosonas


ZEST, a 28 de septiembre de 2019, en la calle Recoletos n.º 10, entre Cibeles y Colón y en una calle que, aunque corta, se ha puesto de moda por la cantidad de restaurantes que lo jalonan.
Zest es un restaurante, podríamos decir, distinto; ha sido elegido porque sus platos están elaborados con ingredientes bajos en calorías, o realizados con técnicas que no acumulan grasas, pero con todo sabor.
Interior acogedor de Zest

Nos encontramos en el barrio de Salamanca, en un local muy acogedor. Somos los primeros en llegar y nos sitúan en una mesa pegada a la cristalera que da a la misma calle Recoletos; disfrutamos de toda la luz del mediodía y sus reflejos.
Nos acomodamos, y como siempre nos preguntan que si queremos algo de beber, y nos ofrecen la posibilidad de saborear un cóctel; ponemos cara de que a lo mejor sí, y nos comentan que los tienen con y sin alcohol. Y en un arranque de valentía nos decantamos por uno con alcohol a base de vodka, fruta de la pasión, jengibre y limón, y el otro sin alcohol, con sirope de vainilla y pomelo; ambos servidos en copa ancha y muy fresquitos. Una delicia que ha entrado de maravilla antes de ponernos a comer, aunque uno me resultado un tanto ácido (tiene limón y jengibre) y el otro dulce y muy agradable.


Cóctel con y sin alcohol

Mientras tanto, nos sirven en una cazuelita un carpacho de remolacha con escabeche de zanahoria, que más bien parecía un huevo frito de codorniz con su clara coloreada, pero no, allí estaba el sabor de la remolacha en todo su esplendor, regada de cebollino.
Carpacho de remolacha y escabeche de zanahoria

Degustamos este original aperitivo y el cóctel con y sin alcohol, y se presenta en nuestra mesa Marccelo, que es la persona que se encarga de hacer los cócteles. Nos explica la elaboración de los mismos, el toque original que le quiere dar y demostrarnos que trata a sus bebidas y a sus clientes con mimo. Atendemos a sus explicaciones y le preguntamos por el spritz italiano, cuando nos dice que él es argentino con ascendencia napolitana. Y quedamos en pasarnos otro día para que nos prepare un aperol spritz.
Leer la carta ha resultado un poco inquietante, porque los platos bajos en calorías están elaborados con ingredientes y técnicas que nos resultan extraños. Pero como venimos a probar y saborear platos nuevos, elegimos dos entrantes, podríamos decir que raros, dejando fuera las típicas croquetas. El primero sam de alitas de pollo deshuesadas cocinadas en salsa koreana y envueltas en hojas de sisho. No sirven el un plato 6 alitas deshuesadas, con un toque meloso, y envueltas en unas hojas de sisho, que es una planta aromática con un sabor que se podría semejar a la menta, aunque su hoja es más grande. Y su correspondiente cazuelita de salsa barbacoa koreana con semillas de sésamo, que aunque en su origen es picante, esta de hoy no lo estaba, y se agradece.
Se trata de mojar la alita y su hoja de sisho en la salsa barbacoa, y esa mezcla de la alita melosa, la hoja aromática y la salsa resulta sorprendente y muy agradable al paladar.
Detalle de las alitas deshuesadas envueltas en hoja de sisho


Otro de los entrantes que pedimos es un bao de pastrami o pan asiático cocido al vapor con pepinillos y mostaza. Un bao es un pan redondeado y blandito, de un centímetro de espesor, más o menos, que se puede doblar como una empanadilla, sin llegar a cerrarse, y meter dentro los ingredientes al gusto; en este caso el pastrami (carne de vacuno adobada con una mezcla de sal, pimentón, pimienta, laurel y cilantro, y luego asada a baja temperatura) con un revuelto de pedacitos pequeños de pepinillo con mostaza y una base de queso chedar. Realmente rico.
Bao de pastrami y pepinillos

De segundo plato escogemos, podríamos decir, unos fetuccini con champiñones y trufa. En Zest, la pasta no es tal, de trigo duro, sino que el plato se elabora con una raíz llamada konjac (con alto contenido en fibra) de color blanquecino y con una textura más fibrosa que la pasta tradicional. Pero bien puede pasar por pasta y el aderezo de la nata baja en calorías, las setas y el fuerte sabor de la trufa espolvoreada sobre los fetuccini, y la cebolleta resultan del todo un plato lleno de sabor.

Los fetruccini con champiñones y trufa

El otro plato escogido son unas albóndigas de cordero con falso cuscús y especias marroquíes. Como su nombre indica, sirven cuatro albóndigas con un suave sabor a cordero, muy melosas por fuera aunque la carne resulta un poco apelmazada, y una base de falso cuscús con zanahoria y calabacín, que no debía de ser sémola, pero no sabemos exactamente de qué es, no terminamos de sacar el sabor para que digan que es bajo en calorías. Se podría tratar de konjac, también (y el cebollino que no falte).
Las albóndigas con falso cuscús

Viene de nuevo Marccelo, y como le hemos dicho que el cóctel con y sin alcohol nos ha gustado mucho, viene a preguntarnos si nos gusta el café. Y nos cuenta que nos va a preparar otro cóctel cuya base es el café. Miramos alrededor, y aunque el local está lleno, ninguna mesa tiene sobre ella más allá de la botella de agua. Parece que somos sus clientes favoritos y nos trata con esmero.

Y mientras viene esa bebida de café y los postres, nos dejan la relación de calorías de los platos que hemos comido, recuerdo bajos en calorías, en relación con su plato, digamos normal. Resulta que la tarta de queso normal tiene 285 calorías y la de Zest, 97; y un plato de pasta normal tiene 1000 calorías y la nueva pasta con raíz de konjac tiene 260 calorías. Interesante y con todo el sabor.

Pedimos esos postres bajos en grasas y nos decantamos por el Secreto de oreo, relleno ligero con topping de oreo, que resulta una copa con base de polvo de galleta oreo negra y una ligera mousse de queso filadelfia light y bola de helado de chocolate.
El Secreto de oreo

El otro postre es un tarta de queso fresca, con una breve base de galleta, ligera mousse de queso filadelfia y espuma de frambuesa, servida en un tarro de cristal y cerrado con su tapa. La espuma de frambuesa es, eso, espuma y no la mermelada que sirven en otras tartas, por lo que resulta muy ligera y nada pesada. Deliciosa y original.
La tarta de queso con espuma de frambuesa

Y por fin llega el cóctel de café. Aparece Marccelo con una copa de bola grande llena de hielo picado y sobre el hielo, dos vasitos de lo que parece café y espuma de café. Intentamos tomarlo de un trago pero no podemos porque la espuma es tan espesa que no deja pasar el líquido; poco a poco nos deshacemos de la espuma y del ligero café, que resulta ser descafeinado con unas gotas de licor 43...y otros ingredientes. Para nada resulta pesado ni fuerte por exceso de alcohol. En su punto y que no falte el adorno de los granos de café. 
Cóctel de café, llamado Estrella Pereira 

Ha resultado una experiencia muy agradable que no nos esperábamos y con la esperanza de volver a saborear un spritz italiano.



Como siempre, terminar con una señalización de los aseos, que me ha resultado divertida, moderna, aunque no sé si la señora o señorita también está baja en calorías.

7 comentarios:

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  2. Cómo siempre eligiendo sitios preciosos, lo has escrito con todo lujo de detalles, dan ganas de probarlo según lo escribes, cada vez te superas es los detalles, sigue así hermana, y escribirás un libro 😘😘

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    1. Me encanta que te guste, pero lo de escribir un libro son palabras mayores.

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    1. Sí, hay que probarlo, como otros sitios acogedores con sus sabores originales.

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  4. Sigues trasmitiebdo sabores texturas .. bueno el carpacho de remolacha me ha impresionado aunque me ha dejado la duda de cómo se hará el escabeche de zanahirua uhmmm q pinta. Las alitas debían estar exquisitas y la presentación todo un lujo. El sitio me ha encantado con esa ventana y esa luz muy acogedor. De nuevo gracias por compartir esas comidas

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    1. Me gusta compartir mis experiencias y también me gustaría que alguien probase estos platos y opinase, y ver si coincidimos en la valoración.

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