domingo, 13 de enero de 2019

HELAOTAI: sencillo y barato.


HELAOTAI, a 12 de enero de 2019, en la calle Dolores Barranco nº 13, otra vez barrio de Usera, y otro de los múltiples restaurantes de la zona.

Por motivos familiares, otra vez volvemos a comer fuera. Y necesitamos que sea un sitio cerca de casa, por lo que buscamos por el barrio. Intentamos en primer lugar en el cantonés que tanto nos gusta, pero...está completo y nosotros no tenemos reserva. Nos toca buscar otro restaurante, y muy cerquita nos encontramos con este pequeño local en el que hay una mesa libre, precisamente para cinco comensales. Vamos a probar un nuevo sitio, porque nunca hemos catado la comida de este restaurante, y de paso buscar las diferencias y similitudes con el cantonés.

La bebida con pajita y sin vaso
Y una de las diferencias, es que este local parece más sencillo, sin mantel en las mesas, sin vasos para la bebida, sólo una pajita; en un rincón de la mesa los palillos chinos y varias salsas que no probamos... Y el dominio del castellano entre las camareras deja bastante que desear. Tenemos que pedir vasos y tenedores para los alumnos poco aventajados.

Nos llama la atención de la carta, platos que no hemos visto en otros restaurantes asiáticos, como las garras de pollo o los tallarines con intestino de cerdo.

La sopa de varias verduras
Pedimos al tun tun. Y como hace frío, me apetece tomar algo caliente, y pido una sopa de varias verduras, la camarera en su chapurreado castellano intenta decirme que “no hay” o algo parecido, y yo le pido alguna sopa que tengan. Y me vuelve a señalar la sopa de verduras de la carta, para decir la palabra frutas. Y la digo que “vale”. Y el primer plato que nos sirven es una macedonia de frutas (melocotón, pera, manzana, guindas y uvas en almíbar), servida en una jarra como de cerveza, y bastante fría. Y eso que yo quería algo caliente. Lo dejamos para el final.

La ternera guisada con arroz
A continuación nos traen una bandeja de ternera guisada con arroz. Podría parecer el plato típico de ternera en salsa de ostras, con su ternera, cebolla, pimientos y zanahoria, aunque la salsa era menos espesa y más ligera. En un rincón del plato, una montañita de arroz blanco para mezclar con la ternera y su salsa, y coronado con un huevo frito. Original y sabroso.
Raviolis a la plancha


Continuamos con unos raviolis a la plancha, que más parecen dim sum, y un buen plato de arroz tres delicias, con su jamón, huevo y guisantes, el de siempre.


Tallarines con ternera
De segundos platos, los chicos piden lo que luego hemos visto eran platos calientes, muy calientes. Piden tallarines con ternera y otro pide ramen de ternera. Por las fotos se podría pensar que son el mismo plato, pero no. Los tallarines con ternera con su caldo más fuerte que el primero, su col y lo que parecían tripas de ternera (según su comensal principal).

Ramen de ternera

La diferencia principal entre los tallarines con ternera y el ramen de ternera, está precisamente en la pasta, que el ramen se hace con fideos y los tallarines con ternera, pues eso, con tallarines. Y el caldo, uno más fuerte y sabroso que el otro, aunque desconozco el porqué.

Tallarines de la casa
Y de los cuatro platos calientes, el más delicado, por no decir falto de sabor, es el de Tallarines de la casa. Se aprecia entre el caldo el cebollino, el huevo en tortilla y la col, pero el caldo debe ser a base de pollo, y por tanto, delicado.


Albóndigas de carne guisadas


El plato de las albóndigas de carne guisadas me ha parecido el más original; no se puede decir que era un ramen, ya que le faltaban los fideos. Es un bol de caldo y su col, pero incluyen unas albóndigas casi cuadradas de carne, pedazos de tofu y pedazos de pasta del tamaño de una goma de borrar, y se completa con tres empanadillas chinas, tipo dim sum. Muy apetecible.

Dejamos para el final la “sopa de verduras o frutas” como postre, intentando, además, que perdiese un poco el frío. Y nada más, porque ya con las cazuelas con el caldo y demás ingredientes, hemos quedado más que satisfechos. Tampoco piden café.

Y muy barato. Se sale muy bien del apuro en una comida familiar.








jueves, 10 de enero de 2019

ROYAL CANTONÉS: Lo mejor de China en Usera


ROYAL CANTONÉS, a 9 de enero de 2019, en la calle Julio Merino nº 1, esquina a la calle Olvido, en pleno barrio de Usera, también llamado China town, por la cantidad de ciudadanos chinos que viven en él y la cantidad de restaurantes que hay. Comentar que Cantón es una región del sur de China.


Fachada del cantonés
Las circunstancias me han llevado a que este mes coma fuera de casa varias veces, en diversos restaurantes, por lo que este es el segundo del año, y puede que no sea el último.

Es miércoles, y el restaurante está bastante completo, no lleno, lo que me indica que es un restaurante con buenos platos, buena calidad y apreciado. La decoración es sencilla, unos cuadros de corte asiático y muchas fotos de algún trabajador del restaurante, supongo que los dueños, con personas conocidas: Manuela Carmena o la infanta Elena, entre otros. Y varios acuarios.
Cacahuetes que no falten

Servicio correcto, con poco tiempo de espera. Y sobre la mesa, un cuenco con cacahuetes, para abrir boca.

Miramos la carta y nos preguntamos si la comida cantones pica. Y no, la cocina cantonesa se caracteriza porque no utilizan picante entre sus ingredientes. Prefieren el jenjibre o la salsa de soja. Somos valientes y escogemos de la carta lo que nos llama la atención, que resulta ser tallarines, carne y dim sum.


Tallarines estilo cantonés
Lo primero que nos sirven son los tallarines estilo cantonés al wok, con ternera y verduras. Tallarines fritos con pedazos tiernos de ternera, cebolla y zanahoria en juliana, con brotes de soja y una verdura que no termino de identificar, tal vez hoja de cebolleta. Se aprecian semillas de sésamo. Es un plato muy sabroso que no necesita ser acompañado de otra carne.
Bandeja de carnes varias


Y junto con los tallarines nos sirven una bandeja redonda que se puede mover dando vueltas para que todos los comensales lleguen perfectamente, con pedazos de carne de pato, pollo, panceta, lomo y costillas, cada una con su propia salsa, y del tamaño de un bocado. Se sirve en la misma fuente con trocitos de pepino y rábano, y salsa agridulce en el centro; color verde, blanco y naranja para alegrar la vista. Nos sorprende el sabor tan fresco del rábano. No parece la típica comida china.
Los sabrosos dim sum

Lo último que nos presentan son los dim sum (empanadillas al vapor con una base de arroz glutinoso) de pato asado con boletus. No son empanadillas cerradas, como se pueda creer, sino que parece un cestillo abierto por arriba, del que sobresale la mezcla de pato asado con los boletus. Una delicia.


Los bizcochitos de Malasia
Llegamos a los postres, y pedimos bizcochitos de Malasia hechos al vapor, que resultan ser unos bizcochos redondos,  muy tiernos y esponjosos, de sabor delicado con clara presencia de huevo, nada empalagoso, que se han debido de terminar de cocer en el momento, puesto que han tardado unos minutos en servirlos y están calientes. Y un pedazo de vienneta, que no es más que un helado que nosotros llamamos comtesa, helado de nata entre láminas de chocolate.


Llegamos a los baños, no se puede decir que la señalización sea original. El típico emblema de silueta supuestamente de señor y señora, que sólo los diferencia la insinuante falda o capa. Muy mejorable.


jueves, 3 de enero de 2019

CRUZ BLANCA VALLECAS o cómo levitar con un plato tradicional


CRUZ BLANCA VALLECAS, a 3 de enero de 2019, en la calle Carlos Martín Álvarez nº 58 de Madrid, zona de Vallecas, cerca del campo de fútbol del Rayo y del Cerro del Tío Pío, parque desde el que se divisa todo Madrid.

Madrid desde el Cerro del Tío Pío
Es intención de ésta, la que escribe, hacer un recorrido por los restaurantes que tienen como especialidad el cocido. Una manía. Y después de haber degustado plato tan completo en Llardy, en Malacatín y en El Dinosaurio todavía seguía allí, vamos a probar el cocido en otro de los que dicen es de los mejores de Madrid, Cruz Blanca de Vallecas.

Antes de probar el del día de hoy, quiero comentaros que hasta la fecha, el que más me gustó fue el de Llardy, seguido del de El dinosaurio (cocido con chorizo de Asturias y hierbabuena en la sopa). De Malacatín, decir que me resultó muy grasiento, que la grasa del chorizo se apreciaba por todos los elementos del cocido, tanto en su sabor como en su color, garbanzos, repollo, y no, no me resultó agradable. Mucho renombre y poco mimo.

La entrada en Cruz Blanca Vallecas
Comentar, también, que según su página web, este restaurante ha recibido el premio nacional de hostelería en 2015. Veremos.

Cruz Blanca de Vallecas es una cervecería con mesas para comer, que en el día de hoy estaba lleno hasta la bandera. Pedimos una cerveza y a la hora de la verdad, como lo tenemos claro, no pedimos carta y vamos directamente al cocido, que por lo que se ve alrededor, es el rey del sitio.

La croqueta de cocido con alioli
Para abrir boca, nos sirven una croqueta de cocido con una raja de tomate en la base y alioli para acompañar. El tema de las croquetas es complejo, las hay malas, buenas, supremas y las de las abuelas, y la de la Cruz Blanca estaba muy buena, con su besamel delicada y los restos del cocido. Y no puede faltar la guindilla y la cebolleta, de la que parte de los comensales dan buena cuenta.
Guindilla y cebolleta que no falten




La sabrosa sopa de cocido
A continuación la sopa, caldo con mucho sabor aunque los fideos estaban un poco pasados. No nos dejan la sopera encima de la mesa para que nos sirvamos al gusto, sino que es el camarero el que va sirviendo en los platos. Nos llama la atención el cazo tan grande que utiliza, cazo de ración, porque de una vez ha llenado el plato. Aunque eso sí, si queremos más sopa, nos ponen otro cazo (sólo uno de nosotros decide repetir). Y acompañando a la sopa, una fuentecita con garbanzos, de la que nos servimos unos cuantos, que nos sirven para enfriar un poco el caldo, que venía ardiendo.

La fuente con un cocido completo, antes
Y tras retirar los platos hondos, nos dejan en la mesa la fuente con el cocido, cocido completo del que no falta ningún ingrediente: garbanzos, zanahoria, patata, repollo, albóndiga de carne un tanto picante, morcilla no sé si asturiana pero sí fuertecita, lo mismo que el chorizo, tocino, gallina, morcillo muy tierno, punta de jamón y huesos con su tuétano. Lo acompañan con una salsera con salsa de tomate con fuerte sabor a comino, especia que me gusta mucho por lo que lo he disfrutado bastante.

La fuente con el cocido, después
Impresiona ver una fuente tan completa y con tanto color. Vamos a por ello, y al poco comprobamos para nuestro pesar, que no vamos a poder con ello, que vamos a dejar la fuente con parte del contenido. Lo bueno de la Cruz Blanca Vallecas, es que lo tienen claro, y tras preguntar que si hemos acabado, ellos mismos te dicen que te puedes llevar lo que ha sobrado. Y sí, aparece al poco el camarero con una bolsa al vacío con los restos del cocido, que ha ido directo al congelador.

Hemos quedado tan llenos, que sólo nos atrevemos a pedir una tarta de queso a compartir entre los comensales, tarta que me parece casera y no congelada. Y dos cafés.

La atención por parte de los camareros ha sido correcta, teniendo en cuenta que había mucha gente, y que hemos tenido que pedir varias veces una jarra de agua. Por poner un pero a la experiencia, diría que sin preguntar si queríamos pan, había sobre la mesa un pedazo 
bastante grande para cada uno, y por el que nos han cobrado 2 euros por persona. Y es una pena, porque habríamos utilizado solamente un pedazo y no habrían ido a la basura los otros tres.



La señalización de los aseos: cristal con un relieve en el que se distingue la silueta de una mujer con pelo largo y un vaso en la mano y un hombre con una jarra. Se distingue la palabra señoras y caballeros. Original y con muy buen gusto.