domingo, 14 de octubre de 2018

LOBSTERIE: Protagonista, señora bogavante.



LOBSTERIE a 13 octubre de 2018, en la calle Gravina 17, zona de Chueca, con el encanto que tienen todas estas calles, gente guapa y a la última moda.
Los cubiertos, las tenazas y el plato cuqui

Ya su página de internet nos habla de un local muy americano con raíces francesas y producto gallego; entiendo que el bogavante proviene de las rías gallegas y que las recetas tienen una base francesa y americana.

Y aquí nos encontramos; dejamos de lado la comodidad de los restaurantes tradicionales y nos adentramos en un bar, con su barra nada más entrar a la izquierda en la que servir cócteles y tapas, y con unas 5 ó 6 mesas altas, con taburetes altos. Incómodo para una comida que puede durar una hora y media.

Los vasos de agua no son de cristal
Con relación a la decoración, nada de adornos en las paredes, todo lo que merece la pena destacar del local está en las mesas: platos cuquis, cubiertos con mangos de madera, vasos de agua de metal tipo edad media (tal vez un detalle anacrónico en un sitio tan informal), servilletas de papel reciclado... 

La mesa en la que comemos está compuesta de dos, una redonda poco más grande que la bandeja de un camarero y otra triangular. Y aquí nos acomodamos los tres, en los taburetes altos, intentando conservar el equilibrio para no caernos, pensar qué hacemos con la espalda y que los pies no se nos duerman. Aunque eso sí, lo primero que te dicen es que tienes un gancho donde dejar el bolso (un detalle). Y vamos con lo importante, a conocer al protagonista del mes de octubre.
Las patatas fritas con pimentón

Lo primero, cuando nos sentamos, es preguntarnos si queremos algo de beber, e inmediatamente nos traen de aperitivo unas patatas fritas (de las de bolsa de toda la vida). Como curiosidad, decir que las primeras que probé, las de arriba, las encontré un poco húmedas; estaban salpicadas de pimentón y luego descubrimos que les echaban con un pulverizador vinagre de Jerez, aunque hay que señalar que que no se notaba ese sabor a vinagre.

Las croquetas de bogavante

La carta es especialmente corta, por lo que no cuesta trabajo escoger, y en esta ocasión nos decantamos por unas croquetas de bogavante (¿qué si no?), que aunque tenían una bechamel muy delicada, el sabor a bogavante era discreto. 

El carpaccio de cigala


Y un carpaccio de cigala, cigala cortada en láminas muy finas y servida con una leve mayonesa, rodajitas de naranjas enanas y adornado con huevas negras. Un plato muy fresco y apetecible.



Uno de nosotros peleando con el bicho
Pasamos a la gran protagonista en todo su esplendor, porque pedimos un bogavante asado para dos personas. Sirven una pieza cortada longitudinalmente con una ensalada de col, patatas fritas y mayonesa de bogavante, de la que intuyo una pizca de pimentón (dicen que con langosta es un plato muy americano). Imagino que a los que les gusta el marisco disfrutarán con este plato, y más intentando partir las tenazas del bicho y acceder al interior para atrapar su carne, con las herramientas adecuadas.
Añadir que las patatas fritas estaban en su punto y que la ensalada de col llevada, además, zanahoria, mayonesa, cebolleta, pimentón y lo que yo creo que son semillas de sésamo. Buen acompañamiento.
El lobster roll con su ensalada y patatas
Y la sorpresa: un lobster roll. Se trata de un pan de brioche cuadrado y a la plancha, del tamaño de una rebanada de pan de molde y de ancho unos cinco centímetros, al que se le ha introducido cachitos pequeños de bogavante y una salsa de apio, limón, mayonesa y cebollino. El contraste del dulce del pan de brioche con el bogavante y la salsa delicadamente salada, es intenso y espectacular. Merece la pena probarlo.

Esta vez fuimos bastante comedidos a la hora de pedir, por lo que nos quedaba sitio para los postres, y como sólo nos ofrecieron tres, pues los tres que pedimos. 

Los tres postres caseros: tarta, calabaza confitada y tiramisú
Ante nuestros ojos sacan de la nevera los postres que nos hacen pensar que son postres caseros. Empezamos por la tarta de chocolate flambeada en el propio mostrador; se trata de una tarta de chocolate negro, intensa con un toque de licor que no distinguimos y recreada por el chef en honor al cocinero francés Constance (?). Calabaza confitada con su crema, que, aunque me parece estar hecha de nata y una hierba fresca (podría haber sido hierbabuena), resulta no tener ninguna hierba y estar ahumada con sarmiento (me resulta difícil imaginar cómo se hace algo así). La calabaza siempre me ha resultado un plato soso, y hoy también: le faltaba sabor aunque lo compensaba con la crema, tan fresca
Y la estrella de los postres en el día de hoy: tiramisú, sacado de la nevera en una bandeja que demuestra ser casero, casero. Imprescindible.

Hay que hacer mención especial al servicio de mesa; se alternan dos personas para servirlas y la camarera ha sufrido nuestras preguntas con bastante elegancia. Se ha molestado en ir a preguntar al chef por ingredientes y formas de cocinar los platos. Por eso hemos sabido que casi todos ellos van aderezados con pimentón y cominos (este último ingrediente no lo he saboreado), porque es el toque español que le ha querido dar el cocinero, que es de origen francés, a sus especialidades. Gracias por la paciencia y la atención. 

El protagonista presidiendo el aseo
Los baños. Por primera vez nos encontramos con que en este local los aseos no están señalizados. Hay que preguntar que dónde están y lo que vemos es una puerta blanca, así, sin más. Y ya dentro vemos que es un único aseo, para todo el personal y adaptado a minusválidos, y con una foto a tamaño real del protagonista de esta historia.


En resumen, una nueva forma de comer para nosotros, una nueva experiencia, marisco presentado de forma original y en taburetes. 

6 comentarios:

  1. Debería llamarse la casa del bogavante por lo que cuentas
    Como siempre muy bien contado y documentado todo.
    Me alegro que fuerais.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Puede que ya exista un sitio que se llame Casa del bogavante. No lo sé. O a lo mejor, han querido buscar un nombre más internacional. Tampoco lo sé.
      En cualquier caso, y como siempre, disfrutamos de la salida, que era de los que se trataba.

      Eliminar
  2. Uhmmmm otra vez se me hace la boca agua con la perfecta descripción de los sabores ...además me encanta el bogavante ...y hoy he aprendido algo nuevo y es q es la primera vez q oigo hablar del lobster roll y la verdad q me encantará probarlo algún día por la pintaza q tiene. Bueno ya esperando al mes q viene con tus comentarios.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues a mí, que no me gusta mucho el marisco, he de comentarte que disfruté mucho con la comida, tanto con el brioche con bogavante, como viendo a los demás comensales disfrutar con el bicho.

      Eliminar
  3. si hubiese ido yo no habría aguantado en el taburete se me duermen las piernas. Pero por el bogavante hubiese aguantado de pie😜

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, la verdad es que las banquetas resultaron muy incómodas, aunque, puestos a escoger, mejor saborear el bogavante y sus derivados, sentados, que de pie.

      Eliminar