domingo, 18 de febrero de 2018

La experiencia culinaria


Y, sí, jugamos con los cubiertos: a veces cuchillos de sierra para carnes, o tenedores para postres, o cucharillas pequeñas para el café o palillos cuando coincidimos en un oriental.
Esta aventura mensual comenzó hace unos ocho años. Y todo empezó cuando en una tarde aburrida nos pusimos a comentar que Javier había oído hablar de un restaurante japonés con buena fama de hacer comida realmente japonesa, de nota. Y así decidimos ir una noche de viernes, y recuerdo que hacía frío, pongamos que era Enero, a cenar ambos a Myama, en el paseo de la Castellana, plaza de Gregorio Marañón en Madrid. Una experiencia digna de unos buenos comensales a los que les gusta probar cocinas y sabores nuevos.
La pega que le pongo a esta primera visita es que comimos demasiado; salimos llenos y allí me di cuenta que para disfrutar de la comida tengo que salir del comedor con un pelín de hambre; no sintiendo el estómago a reventar.
Y como nos gustó la experiencia, nos propusimos continuar con la aventura gastronómica, y el siguiente sitio que visitamos fue Nikei 225, en Madrid, comida japo peruana de chuparse los dedos.
Y después al Bohío en Illescas, Toledo para celebrar el día del padre y el cumpleaños de Juan.
Y así, la curiosidad por probar cocinas ajenas a la española nos llevó a proponernos que todos los meses iríamos a un restaurante “diferente” y probar cada mes cocinas y/o sabores nuevos. En un primer momento la propuesta la llevamos a cabo entre Javier y yo, y se la hicimos llegar a Juan, quien nos contestó que a él, cuando salía fuera de casa le gustaba comer filete con patatas. Pero pronto se cansó de esa absurda teoría, o tal vez fue que veía que nosotros nos íbamos y él se quedaba en casa y volvíamos emocionados con la experiencia culinaria, y le duró poco su “filete con patatas”.Al poco tiempo se unió al grupo gastronómico amateur y somos tres personas adultas que todos los meses buscamos un sitio donde comer “distinto”, siendo que cada mes, uno escoge ese sitio diferente en donde comer.
En estos ocho años hemos pasado por sitios con mucho renombre, Diverxo cuando estaba en la calle Pensamiento, el Bohío, llardy, Malacatín (mejor el cocido de Llardy que el de Malacatín, que resultó con demasiado sabor y grasa del chorizo) y otros que, sin tanto renombre, han dado un resultado más que espectacular, Minotauro-Kalypso (carnes raras), Los Delgado, El Tormo (platos del Quijote), El Perro y la Galleta, Yzariya (comida japonesa no occidentalizada), Atelier Belge (con sus mejillones y patatas fritas y selección de cervezas), La Huerta de Tudela (y sus alcachofas), Nuria (comida etíope), Viet Nam (comida con sabores muy frescos), Vip Bar (y su sopa de maní), La Cocina de María Luisa (sus hongos y trufas), y tantos otros que me dejo en el tintero.
Y aquí comienza este diario, estamos en Enero de 2018, le toca escoger a Javier dónde nos lleva este mes y analizaremos el dónde, el qué y el cómo.
Y le vamos a dedicar un comentario a los aseos y su forma de indicar si son de señoras o caballeros, si son originales o tradicionales, si hay dos cabinas y una, porque vamos a dar por sentado que están limpios, y si no lo están, es que hemos tenido la mala suerte de que una persona no muy cuidadosa ha entrado antes que nosotros.
Añadir que en el último año se ha incorporado al juego una nueva persona, Jesús, con lo que ya somos cuatro y al que damos la bienvenida.