LA LONJA DEL MAR, en la plaza de Oriente n.º 6 de Madrid, restaurante situado en el piso primero del local, tiene una estupenda vista del palacio Real y de parte de la plaza de Oriente, así como del palacio de la Ópera.
La plaza de Oriente debe su actual distribución y ornamentación al diseño de Narciso Pascual Colomer, quien en el año 1844 y después de que el rey José I mandase derruir todas las casas medievales que poblaban la zona entre el Palacio y el Teatro Real, elaboró un jardín acompañado de numerosas estatuas de reyes. En el centro de la plaza se encuentra la estatua ecuestre de Felipe IV.
Se cree que el nombre de plaza de oriente se debe a su situación, justo al oriente del palacio Real. Otra teoría nos dice que el impulsor de la nueva plaza, José I Bonaparte era simpatizante de la orden masona del Gran Oriente de Francia, y así el nombre de la plaza lo fue para rendir honor a dicha logia masónica.
Tenemos año nuevo y este 2025 lo vamos a comenzar buscando y encontrando un restaurante en el que nos sirvan buenos platos de cuchara, de pescado y de marisco y que tampoco sea el típico restaurante gallego. Solo buscamos pescado y marisco del bueno en Madrid y en la Lonja del Mar vamos a encontrar productos de primera calidad y guisados con el toque especial del chef.
Aunque el restaurante está situado en el primer piso del local, también atienden en la barra y en lo que ellos llaman la taberna, decorada con vivos colores, además de en la terraza que da a la misma plaza de Oriente.
En la Lonja del Mar podemos encontrar toda clase de mariscos, como cigalas, ostras o bogavante, pescados como lubina, bacalao o rodaballo. Y platos de cuchara que tan bien entran en este enero, como las verdinas con centollo o pochas verdiblancas con alcachofas y rape, platos que suenan muy bien.
Después de un pequeño paseo por el Madrid de los Austrias, y ya dentro del restaurante tenemos que subir a la primera planta a pie, aunque vemos que disponen de ascensor. Atravesamos un pasillo y nos sitúan en una mesa junto a una ventana con vistas al impresionante Palacio Real y plaza de Oriente. Otros comensales no han tenido tanta suerte y su mesa está colocada junto a la pared y no en la ventana. Solo por esta vista tan espectacular ya ha merecido la pena la visita a la Lonja del Mar.
Vista desde la ventana de la Lonja del Mar |
Mientras nos colocamos y seguimos admirando la vista, el chef de sala nos pregunta que si queremos beber algo antes de empezar a comer y nos sugiere un vermut casero o un campari. Nos pedimos un vermut con un increíble color naranja, de sabor algo amargo pero suave y un campari, con un bonito color rojizo, que se lo puede dar la naranja amarga con el que está elaborado, ese licor con el que luego los italianos pueden elaborar su splitz aperol. Este aperitivo viene acompañado de una brandada de merluza, de un bonito color verdoso junto con un trozo de pan tostado. Delicioso.
Campari y vermut |
Cuando nos sentamos en la mesa ya vemos que han colocado un cestillo con tres clases de pan y una bandeja con una botella con aceite de oliva, de la especialidad picual y de la marca Puerta de las Villas, perteneciente a una cooperativa afincada en un pueblo de Jaén, y un cuenquito con sal marina. Es un aceite de color verde intenso y sabor a buen aceite de oliva virgen.
Aperitivo de brandada de merluza |
La camarera nos cuenta esos platos que tienen fuera de carta y avisados de que ya no les quedan cocochas, nos aventuramos a pedir un entrante distinto a lo que estamos acostumbrados, algo que no hemos probado nunca y que tenemos curiosidad por ver qué es, aunque resulte caro-caro: caviar Oscietra, servido en una lata de unos 30 gramos sobre una fuente de hielo picado en lascas. Este plato viene acompañado de unas patatas fritas muy finas con huevo frito y una crema agria aderezada con cebollino y unos triángulos de pan brioche tostados. El camarero nos explica que para él, lo mejor que se puede hacer con el caviar es comerlo a cucharadas, que para eso nos han dado una cucharita mini, para apreciarlo en todo su sabor, y después mezclar ese caviar tan negro con la yema del huevo, el sabor del mar junto con la grasa de la yema del huevo es muy atractivo. Así lo hacemos y nos ha sorprendido la textura del caviar tan suave, y no como lo que nos venden de huevas de lumpo que tienen una cierta textura más resistente al masticarlo en comparación con lo que hemos degustado en La Lonja del Mar. Así mismo, la mezcla de la crema agria y unas cuantas bolitas de caviar ha sido toda una experiencia muy agradable.
lata de caviar sobre hielo en lascas |
Tapa de la lata de caviar |
Después de tan grata experiencia nos sirven lo que ellos han denominado como “Nuestra interpretación de una croqueta de gamba roja fresca de Denia”. La atenta camarera nos ofrece una especie de vaso con lo que parece una besamel muy clarita hecha con parte de las cáscaras y de las cabezas de los crustáceos, además de trocitos de kikos y encima una gamba super grande con su cabeza. Se trata de mojar la cabeza en esa especie de besamel y chupar y extraer todo el jugo de la cabeza de la gamba para luego comer el propio cuerpo. Una combinación muy interesante incluso para los que no nos atrae mucho el marisco.
Interpretación de croqueta de gamba de Denia |
En un momento dado, miro al fondo de la sala y veo que en la mesa de al lado se encuentra el ministro Fernando Grande Marlaska, comiendo tranquilamente, sin guardaespaldas a la vista y sin personas que le increpen ni interrumpan.
Terminamos los entrantes y nos metemos de lleno con el plato principal al que han llamado “Experiencia bogavante azul, bogavante nacional de 1000 a 1200 gr. en cuatro pases”.
Parece que con este plato es buen momento para complementarlo con una copa de vino, por lo que me dirijo a la atenta camarera para comentarle que nos apetece un vino blanco que no sea muy fuerte, tipo Albariño. Y sin más se acerca con una botella y me sirve un poco en la copa para que lo pruebe y dé mi consentimiento o si tenemos alguna pega con él. Lo pruebo, la digo que sí que me gusta y acto seguido la digo que me ha sorprendido que habiendo un hombre y una mujer en la mesa haya sido a la mujer a la que le haya dado a probar el vino y no al hombre. el que todavía nos llame la atención algo así y lo comentemos en grupo significa que todavía nos queda mucho camino por recorrer en aras de la igualdad.
La camarera nos cuenta que este plato a base de bogavante se sirve en cuatro partes, atendiendo a las partes en las que se puede dividir el crustáceo. Así, lo primero que nos sirven es un salpicón elaborado con la carne que previamente han logrado sacar de las pinzas del bogavante, muy bien extraído porque conserva toda su forma, aliñado con trocitos pequeños de huevo duro, tomate morado y esa salsa que s elabora con las cabezas de otros mariscos.
Salpicón de bogavante |
El segundo pase consiste en un sashimi elaborado con la cola del animal y frito en tempura, aderezado con una mayonesa de kimchi y acompañado de una pequeña porción de ensalada en la que destaca la flor de loto, la raíz de la flor cortada en rodajas muy finas. Espectacular ese sabor tan fresco que ofrece este plato, tal vez debido a la salsa de alga wakame con la que ha podido ser elaborado, salsa que tiene un intenso sabor a mar y con connotaciones muy frescas. El plato está servido sobre la propia cola del animal.
Sashimi de bogavante en tempura |
Con el tercer pase nos encontramos con un huevo poché sobre una salsa elaborada con los restos de los crustáceos, patas y cáscaras, y acompañado de unas patatitas fritas en cuadraditos y restos de la carne del bogavante. Para mi gusto el plato menos conseguido, porque no soy muy adepta de los huevos, en ninguna de sus manifestaciones.
Huevo poché, patatas y bogavante |
Y el último pase, y que es verdad que han tardado más de lo aconsejado en servirlo, ha sido un risotto amalfitano servido bajo la cáscara de la cabeza del bogavante y elaborado con esa salsa hecha con cáscaras, patas y cabezas de crustáceos. Un risotto con un claro sabor a mar y un bonito color verde de un poco de aderezo del aceite de oliva que adorna el plato.
Risotto de bogavante |
Ha sido una comida intensa, pero no podemos dejar de probar los postres casero que nos ofrece la carta. Y como somos adictos a las tartas de queso, pedimos y probamos la estupenda tarta de queso de La Lonja del Mar, tan suave y cremosa, creyendo intuir que ha podido ser elaborada con alguna clase de queso de cabra, y un tiramisú, servido en un tarro de cristal, con una mouse de queso mascarpone esponjosa por encima y su cacao amargo y por debajo la base de bizcocho de café. No sabemos bien cual de los dos postres nos ha gustado más.
Tiramisú y tarta de queso |
Por último, la señalización de los aseos, podemos decir que es original en comparación con otros restaurantes, una gran S en la puerta de los aseos de las Señoras y una gran C en la de caballeros, y en el marco de la puerta, otras señalizaciones más convencionales.