domingo, 13 de octubre de 2024

HATTORI HANZO: Hay que probar las sopas

 HATTORI HANZO, a 12 de octubre de 2024, en la calla Mesonero Romanos n.º 17 de Madrid, en el distrito Centro, en el barrio de Sol.

Mesonero Romanos, nació en esta misma calle en el año 1803, aunque en aquella época dicha calle se llamaba del Olivo. Don Ramón de Mesonero Romanos fue un ilustre periodista e historiador del siglo XIX, que dedicó parte de sus escritos a contar la vida y costumbres de la ciudad de Madrid que le vio nacer y morir. Ocupó el cargo del concejal en el Ayuntamiento de la capital y fue conocido con el seudónimo de “El curioso parlante”.

Existe un monumento dedicado a su figura situado en los Jardines del Arquitecto Ribera, obra del escultor Miguel Blay, junto al Museo Municipal.

Hattori Hanzo es un restaurante que sirve gastronomía japonesa, pescados crudos y ramen, además de la cocina al carbón. Este restaurante fue el primero en utilizar el término izacaya, que significa comida casera y auténticamente japonesa, dejando de lado en la carta y en sus platos los famosos sushis y los sashimis.


A los mandos de los fogones se encuentra el chef Borja Gracia, un amante tanto de la gastronomía como de la cultura nipona y para la elaboración de sus platos emplea productos locales de primera calidad, respetando los tiempos de estacionalidad de los pescados y verduras.

En Hattori Hanzo podemos encontrar la conocida sopa de miso, gyozas, anguila kabayaki, o carne de wagyu karubi, entre otras delicias. También ofrecen un okonomiyaki, que es una famosa tortilla japonesa a la plancha entre cuyos ingredientes encontramos repollo, puerro y harina, servido con dos salsas.

Hattori Hanzo, es un local especial, porque la estancia en la que hemos comido intenta asemejarse a los tatamis japoneses, lo más parecido que se puede a comer de rodillas como lo hacen en algunos sitios del lejano país.

Para acceder al salón, tenemos que subir tres escalones para comprobar que el sitio en el que nos tenemos que sentar está a la altura de nuestro pies, y de la que sobresale una mesa a unos 50 centímetros del suelo. Mirando la forma de sentarse en tan especial sitio, una comensal que ya ha tenido la oportunidad de experimentar esta nueva técnica para comer, me dice que primero me ponga de rodillas sobre el asiento y luego vaya metiendo las piernas poco a poco por debajo de la mesa. Y así lo hago y el acomodo tiene un final feliz.

El salón de comidas de Hattori Hanzo

Mientras miramos la carta nos sirven una coca cola y una cerveza sin alcohol, que preguntado que cuál queremos, pues no queda más remedio que probar una Kirin Ichiban 0/0, la bebida viene acompañada de unos edamames, que es esa vaina que contiene la semilla de soja al que le falta un punto de maduración, y servida algo templada por haber sido pasadas por la plancha un momento.

Cerveza Kirin y edamames

Para hacernos una precisa idea de esta gastronomía nipona pedimos como entrante unos takoyakis de pulpo, unas perfectas esferas de pulpo con vegetales, aderezados con dos salsas, una de ellas nori, que es una especie de mahonesa, y katsuobushi, que es un atún deshidratado y ahumado cortado en láminas tan finas y delicadas que se mueve cuando hablas y le da al plato un aspecto muy interesante y divertido.

Takoyakis de pulpo

Como hace un día un tanto desapacible, no apetece probar una sopa miso y un ramen paitan shoyu, elaborado con un caldo con pollo de corral y dashi, con salsa de soja añeja y macerada, naruto, huevo, menma, nori y chasho braseado, o lo que es lo mismo y por el mismo orden, un especie de torta algo dura de pescado que lleva un espiral rosa en el centro, huevo duro, brotes de bambú fermentado, alga nori, y pedazos de cerdo asado o braseado. Delicioso.

Ramen paitan shoyu

La sopa miso está elaborada con caldo a la que se le añade una pasta fermentada a base de soja y sal y que lleva, también alguna verdura y en Hattori Hanzo, además, maíz. No la han servido en un cuenco muy pequeño, pero ha resultado muy sabrosa, porque la hemos probado en otros sitios en los que nos ha resultado una sopa aburrida y con poco sabor.

Sopa miso

Seguimos con nuestra experiencia gastronómica en la que no podemos dejar de probar el okonomoyaki; se trata de la popular “tortilla japonesa” de la que nunca he oído hablar, elaborada con repollo, puerro, harina y maíz, y a la que se le ha añadido el mismo aderezo que a las bolas de pulpo, las dos salsas, una blanca y otra roja y el katsuobushi o atún deshidratado. Ha sido todo un descubrimiento notar ese puerro guisado y esas salsas, una mezcla perfecta.

Okonomoyaki 

Terminamos con los postres y el camarero nos asegura que todos los que sirven aquí son caseros, así que después de pensar poco nos decidimos por lo que han llamado Signature Vlarhona chocolate, o tarta de chocolate con tres texturas acompañado de un toque de avellana y sal maldon, que ha resultado algo empalagosa y contundente. La otra tarta que nos apetecía probar es lo que se conoce como Uji Matcha Bake cheescake, o lo que es lo mismo, una tarta cuya base es el queso mascarpone y té matcha de la región de Uji con una superficie muy dorada y de una textura más cremosa que la tarta de chocolate, por lo que ha resultado más apetecible. Sin olvidarnos del mochi de yusun.

Tarta de chocolate, de té matcha y un nochi

Para terminar, la señalización de los aseos, nada que que llame la atención aunque los mismos aseos estaban algo descuidados; y para abrir el grifo del lavabo había que hacer un máster, aunque también puede ser que uno de los grifos no funcionase; si es así, demuestra el descuido.