SEOUL, a 9 de noviembre de 2021, día de La Almudena, en la Ronda de Segovia 25, muy cerca del derruido estadio Vicente Calderón.
Hoy 9 de noviembre es fiesta en Madrid, día de su patrona, La Almudena, y pensando que la zona de la calle Bailén y alrededores iba a estar muy concurrida, hemos salido pronto de casa para no pillar atasco. Hemos paseado por el centro, caminando por la calle Atocha, plaza Mayor, calle Toledo, para terminar bajando por la ronda de Segovia hasta casi el cruce con el paseo de los Melancólicos.
Nos hemos encontrado con un restaurante pequeño, discreto, con pocas mesas, con manteles individuales de papel, tenedor y cuchara, y palillos de metal, la primera vez que veo algo así, porque siempre son de madera. En las mesas, el típico hornillo o plancha de la cocina coreana, que sirve para cocinar directamente las carnes y pescados, y de ahí, a la boca, pero con cuidado para no abrasarte. Decoración sencilla y servicio atento, siendo dos personas de origen asiático las que atendían las mesas.
Para empezar, hemos pedido unas cervezas coreanas (tenemos la costumbre de probarlo casi todo), servidas con un pequeño aperitivo a base de brotes de soja con un toque de vinagre y sésamo y una hierba muy verde que no hemos sabido identificar.
Después de mirar la carta, era obligado decantarse por unas empanadillas coreanas o mandu, dos para cada uno, con una oblea blanca y suave, fritas y rellenas de algo de carne y alguna verdura que tampoco hemos sabido identificar, solamente el cebollino.
Tampoco podíamos dejar de probar la tempura de verduras o yachetuiguim, esas tiernas rodajas de berenjena, batata, calabacín, patata y cebolla, servida como en una especie de montañita y acompañada de una salsa de soja en cuenco a parte. Empapar la verdura con esa tempura recién frita en esa salsa de soja es todo un manjar.
A continuación nos han servido un arroz con marisco en cuenco de piedra o jemulbap. Efectivamente, en un cuenco bastante caliente aparece una buena ración de arroz y por encima una salsa espesa, posiblemente a base de soja, con tiernos mejillones, trozos de gambas y sepia y trocitos de pimiento de varios colores. Toca remover el plato, y apreciamos lo que podría ser alga nori, laminillas de ese alga negra que envuelve los makis japoneses y que le ha dado a este plato un sabor a mar más intenso, aunque también se puede mezclar con una salsa roja algo picante que nos han servido junto con la cazuela, y que yo, por precaución no he utilizado. Delicioso.
Como en todas las mesas está instalado el típico hornillo de la cocina coreana, ese que nos permite hacer carnes a la plancha y comer directamente, nos atrevemos a pedir costillas de ternera al estilo de Corea y ternera macerada en salsa de soja o bulgogui. En una fuente nos traen esos filetes del costillar de la res, y pequeños trozos de ternera macerada; pinzas para coger la carne, tijeras para cortas esos filetes, que en algunos casos eran muy largos, a poner sobre esa plancha y esperar unos minutos a que se doren. En otro plato, pequeñas hojas de lechuga que vamos untando de pasta de soja algo picante y sobre la que ponemos la carne recién hecha. Y a comer.
La carne preparada para la plancha, la plancha y las hojas de lechuga con la pasta de soja listo para ser utilizado. |
Sobre la cocina coreana, hay que comentar que muchos de sus platos son picantes, pero un picante suave, por lo menos el que sirven en Seoul, y a la vez, son platos que adolecen de sal, porque casi todos los platos vienen acompañados de alguna salsa, salsas que tienen bastante sabor.
Como nos queda un hueco para los postres, nos decidimos por un tiramisú coreano, parecido al italiano, pero en vez de queso mascarpone, parece hecho con crema pastelera, y en lugar de espolvorearlo de cacao por encima, viene adornado con una pasta de color morado con un corazón blanco en el centro. Muy bueno y recomendable.
Otro postre que hemos probado es el panqueque de calabaza, bollo frito con relleno de crema de calabaza dulce algo empalagosa y un helado de color violeta, pero que no hemos podido identificar su sabor y adornado con un chorro de caramelo.
Para terminar con los postres, un granizado de cítrico y pera, suave y fresquito, muy delicado y suave para ser de cítricos.
Granizado de cítrico |
Y como siempre, para las curiosas que me leen, la señalización de los aseos, fino y elegante para un local en apariencia, modesto.