martes, 25 de agosto de 2020

RAIMUNDA: Guacamole en jardín

RAIMUNDA, a 22 de agosto de 2020, en el paseo de Recoletos n.º 2, junto a la plaza de Cibeles, pegado al Palacio de Linares, palacio que estuvo en desuso durante un siglo y vuelto a abrir en 1992, ya como la Casa de América en Madrid. Estamos en una terraza-jardín, cuya cocina tiene muchos toques de la gastronomía iberoamericana, como señal de lo cerca que tenemos la casa de América, así podemos encontrar aderezos con yuca, lima, aguacate o achiote, esa planta de América Central de la que se extrae un colorante alimentario rojizo y de sabor parecido al pimentón y algo dulzón.
Entrada en Raimunda
Entrada en Raimunda

Seguimos tratando de ponernos al día y recuperar esas salidas que la covid 19 nos ha impedido disfrutar, por eso este mes hemos salido dos veces; dos terrazas, gastronomía al aire libre, que es lo mejor para estos tiempos de un virus viajando por su cuenta. 

De espaldas al Palacio de Linares, y con entrada por el Paseo de Recoletos nos encontramos con un jardín frondoso, con una fuente de refrescante, agua cantarina, y en la que han instalado parasoles negros para protegernos del sol. Nos sitúan en la mesa que está justo al lado de la fuente, fuente que utilizan los pájaros para beber y refrescarse, porque hoy hace calor. Mesa de cristal, platos de diseño, algunas sillas de mimbre, otras de hierro, un conjunto muy armónico y agradable.
El jardín de Raimunda

Como no tienen carta en papel, la tenemos que descargar en el móvil a través de la app lens, que es la modernidad a la que nos ha obligado el bicho. Y lo primero que vemos es que tienen cókteles, así que en vez de la manida cervecita y vermut, pedimos un mojito fresquito, su ron, su azúcar, su hierbabuena, su zumo de lima, su agua con gas y su hielo picado, que en verano entra muy bien.
El mojito refrescante

Mientras decidimos qué pedir, nos sirven un aperitivo de ajoblanco con melón y aceite de oliva, servido en un mini cuenco. Curiosa la combinación de sabores y texturas; se trataba de una sopa ligera, aunque en este caso primaba el sabor del melón sobre la almendra o el ajo.
El ajoblanco con melón y aceite

Estamos en la Casa de América y parece que el ambiente invita a saborear platos de la zona, así que nos decidimos por dos entrantes típicos, unas empanadas chilenas de carne de ternera acompañadas de un aderezo denominado pico de gallo, a base de daditos minúsculos de cebolla, tomate, pimiento, chiles jalapeños, cilantro y salsa de lima. Partimos la empanada casi triangular de hojaldre por la mitad y le vamos añadiendo el pico de gallo. Delicioso.
Empanadas chilenas con pico de gallo

El segundo entrante que se nos antoja son unos tequeños venezolanos con mojo verde de lima de queso fresco. Podríamos decir que los tequeños son una especie de pepito frito en pequeño de unos seis centímetros, ese bollo relleno de crema, pero que como plato venezolano está relleno de queso fresco, pero no de ese queso que en España identificamos como queso de Burgos, sino un queso que en Venezuela llaman fresco, pero que es más consistente, lo que aquí denominaríamos como queso tierno. Y mojados en la salsa de lima verde, resultan muy agradables.
Los tequeños venezolanos y su salsa de lima

En un sitio que ofrece estas delicias hispanas, no podía faltar uno de los platos más típicos: el guacamole, esa pasta de aguacate servida con los típicos daditos de tomate, cebolla morada, lima y cilantro, servido en una especie de bol de piedra que pesaba lo suyo, y el hueso del aguacate en medio, para que se vea y se identifique bien lo que estamos saboreando, acompañado de láminas de yuca frita en donde untar el guacamole, como sustituto del pan tostado.
El guacamole en bol de piedra

Nos hemos venido muy arriba, pero que muy arriba y como se nos ha acabado el mojito, hemos continuado con un daikiri, bebida cubana a base de ron blanco, zumo de lima y azúcar. Muy fresquito, también, se deja beber muy cómodamente. 

 Vamos con los segundos. Nos decantamos por un ceviche de corvina (pescado blanco y de aguas saladas), con mango y aguacate. El ceviche es un plato típico de Perú y podríamos decir que es una especie de ensalada de pescado crudo, en este caso de corvina, macerado con lima y aderezado con cebolla morada, daditos de mango, ají, maíz frito, aguacate y cilantro, con ese sabor intenso que da el jugo de lima y con un ligero toque picante.
El ceviche de corvina

Y lasaña de rabo de toro con boletus y trufa. Es una lasaña, diría que especial porque está formada por unas obleas muy finas, parecen fritas, y desde luego no es la típica pasta que podamos comprar en el súper. Entre las obleas, un guiso de rabo de toro y boletus espectacular, con base de salsa de tomate y por encima, queso al grill. 
La lasaña de rabo de toro y boletus

Ha sido una comida intensa y sabrosa, pero siempre hay que hacer un hueco para saborear los postres caseros del lugar, en este caso una tarta de queso, con unos discos de mermelada servidos a parte y no sobre la misma tarta, y dos moras gigantes. El otro postre, mucho más original y elaborado, son unos llamados huesos, que en realidad son unas obleas superfinas y crema de nutella entre ellas, también muy fina y de textura crujiente, aunque algo contundente.

Los huesos de nutella
La tarta de queso







Para finalizar no hay que olvidar la señalización de los aseos, en este caso con el símbolo gigante de la imagen de hombre y mujer, ellas siempre con falda, pero en cristal y sobre la puerta de entrada a ambos aseos, en vez de sobre la puerta de cada uno de ellos. Un toque de originalidad.

domingo, 16 de agosto de 2020

CASA LOBO: Pulpo y panceta.

 

CASA LOBO, a 8 de Agosto de 2020 en la calle Torrecilla del Puerto n.º 5, zona de Arturo Soria, ese urbanista al que debemos la idea de una ciudad lineal, ciudad de chalets y arbolado y bien conectadas a través del tranvía, medio de locomoción de la época.

Estamos en agosto y toca buscar un sitio con terracita donde poder comer al aire libre y disfrutando de la sombra, aunque hay veces en que se está mejor dentro de los locales con en aire acondicionado que en la calle, aunque sea en la sombra. Y hoy hemos tenido suerte, porque aunque hace calor, está un poco nublado y hemos podido disfrutar de nuestra comida al aire libre.

Logotipo de Casa Lobo a contraluz

Mesa con manteles individuales, cubiertos medio empaquetados con la servilleta, platos dados la vuelta y camareros con mascarilla y muy atentos. Como siempre, cervecita y vermut, para empezar a hablar, y como aperitivo, olivas.

Así de primeras, nos encontramos con una carta escasa de platos; encontramos raviolis, croquetas, hamburguesas de wagyu, tempura de verduras... Y para abrir boca nos hemos decantado por un plato de pulpo con panceta porque sonaba rara la combinación de ambos elementos, y ha resultado un éxito total, porque el pulpo estaba en su punto, ni estaba duro ni baboso, como en otros restaurantes, acompañado de trozos de panceta caramelizada, igualmente blandos y en su punto. Plato adornado con cebollino picado y con una deliciosa salsa que podría ser una delicada y suave mahonesa.

Chipirones con panceta

Y de segundo, hemos dudado unos instantes entre pedir cocochas de bacalao o chipirones a la brasa. El camarero nos comenta que los chipirones, al estar cocinados a la brasa, son más sanos, así que pedimos chipirones con salsa romesco de miel y mahonesa ahumada. Un plato con una presentación muy divertida, con un centro de algas verdes y sobre ellos, las patitas de los chipirones fritos y alrededor, ocho piezas de chipirones formando una especie de estrella y bajo ellos, salsa romesco bajo unos (salsa típica de la cocina catalana a base de tomates, almendras, avellanas, pan y ajos), y bajo los otros, la mahonesa ahumada (a la que tal vez se le echo algo de bacon para darle el toque ahumado). Y otra vez, adornado con cebollino. En un primer momento, hemos probado un chipirón sin salsa y ha resultado un tanto soso, pero obviamente, el plato se tiene que tomar mezclando el chipirón con algas y alguna de las salsas, y ha resultado una combinación sabrosa e interesante.

Chipirones en salsa romesco

Y un steak tartar de solomillo “al momento”, carne cruda mezclada con cebolla y pepinillo y un ligero toque picante, y bajo la carne, una sabrosa salsa anaranjada. Y como compañía de la carne, unas delicadas y finas obleas rectangulares con las que tomar la carne a modo de pan tostado sobre el que poner el steak tartar.

El steak tartar con obleas

Queda sitio para el postre, preguntamos si alguno de ellos es casero, y nos decantamos por la siempre socorrida cremosa tarta de queso con helado de mascarpone, servida en copa, con canutillo y con frutos rojos. Y una torrija caramelizada “al momento” con helado de violetas. Es un poco atrevido llamar torrija a lo que nos encontramos: sobre el plato un pedazo de lo que podía ser pan de brioche recubierto de caramelo endurecido, caramelo que se ha debido de hacer "al momento", y que ni está empapado en leche, ni está frito. Le acompaña una salsa ligeramente ácida que podría ser de yogur y que le daba cierta jugosidad y trocitos de pistacho. Y al lado, un delicioso y vistoso helado de violeta y sobre ellos, el canutillo.

La tarta de queso

La torrija caramelizada
La torrija caramelizada











En cuanto a la señalización de los aseos, comentar que es un diseño que ya hemos visto en otros locales: discreto y claro.