ST. JAMES, GASTRO JAMES, a 27
de junio de 2020, en la calle Rosario Pino n.º 14-16, muy cerca de
plaza Castilla, porque así, entre edificios altos, si divisa una de
las Torres Kio, uno de los emblemas arquitectónicos de Madrid.
Dejamos aparcado por unas
horas al bicho, al llamado coronavirus, para intentar recuperar un
poco de nuestra antigua vida, esa que nos parece ahora tan lejana,
esa en la que íbamos a jugar y disfrutar una vez al mes con los
cubiertos, a disfrutar de una velada gastronómica. Vamos a intentar
recuperar poco a poco una nueva normalidad, esa que tanto echamos de
menos.
Y para continuar con nuestras
visitas a los restaurantes diferentes, esos que forman parte de
nuestro juego hemos escogido una terracita, porque ya se ha echado el
calor encima y apetece comer al aire libre, después de tanto
encierro.
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La entrada a la terraza de Gastro James |
La llegada al Gastro James se
hace bajo una especie de alfombra de césped artificial, y macetas a
los lados; al fondo las mesa de madera bajo sombrillas blancas para
protegernos del sol. Hace calor, y bajo la sombrilla se está bien,
pero mucho mejor cuando al cabo de unos minutos el sol se esconde
detrás de los edificios y se queda una brisa muy agradable, brisa que no
impide comer muy a gusto.
Mesa de madera que previamente ha sido desinfectada, nos sentamos, y al poco nos ponen mantel blanco, plato, cubiertos
mientras pedimos cervecita y vermut. Para acompañar, nos sirven una
crema de queso con tres colines y una quiche de atún muy delicada y
sabrosa. Y sin preguntar preferencias, barrita individual de pan blanco para uno y de semillas para otro.
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Aperitivo de crema de queso y quiche de atún |
Nos traen esa carta que hay
que ver con el móvil, y también nos la traen en papel (mejor así
para los que la tecnología no es nuestro fuerte). Vemos que la mayor oferta la tienen en arroces y paellas, pero el camarero nos
comenta que, fuera de carta, tienen almejas, berberechos y coquinas
con su salsa de limón.
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Almejas en salsa de limón |
Como entrante nos decimos por
unas almejas cocinadas con una delicada salsa de limón y un cierto
toque picante, y servidas con cilantro, esa hierba tan aromática
parecida al perejil. Muy tiernas y sabrosas.
Y de segundo, de entre todas
las paellas y arroces que nos ofrece la carta, arroz con bogavante, con
boletus, con verduras, con marisco, negro, a banda, arroz meloso, paella valenciana,... nos decidimos
por el Arroz Señoret, en el que destaca sobre la paellera, el arroz
con ese color tostado y las judías verdes planas, aunque, además, tiene gambas, pollo, magro de cerdo, mejillones y
calamares, y servido con una salsa alioli presentada en una salsera
para que cada comensal se sirva a su gusto. Un valenciano diría que
es un arroz con cosas, y los que no somos de Valencia, diríamos que es una paella mixta, pero lo cierto es que estaba en su punto.
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Arroz Señoret |
Sitio para el postre; esta vez
queremos probar la tradicional tarta de queso, servida con mermelada
de frambuesa y un crujiente y cremoso de chocolate con suzette de
frutas y sorbete de frambuesa. Se trata de, digamos, dos empanadillas
de ligerísimo hojaldre de forma triangular (tipo sambosas etíopes), con relleno de chocolate
negro algo amargo y acompañado de frutas en almíbar cortadas en
dados pequeñitos y con un toque de canela, y a su lado, el sorbete de
frambuesa. Y todo adornado con azúcar glas.
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Tarta de queso |
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Crujiente de chocolate |
Y la señalización de los aseos, me ha resultado muy elegante y original, me atrevería a decir que sublime.