MONSIEUR SUSHITA, a 18 de
Enero de 2020, en la calle Velázquez 68, pleno barrio de Salamanca.
Comenzamos un nuevo año y seguimos
jugando con los cubiertos, y en este mes frío nos hemos decidido a probar un
restaurante que se define como japo-marroquí. Promete ser una
combinación interesante, porque ofrecen shusis, samosas (que se hornean y
no se fríen), humus, dim sun, ensalada de wakame, sopa miso, pastela,
tataki de atún, makis, poké hawaiano, tiraditos, ceviche; es una
carta muy amplia.
La entrada al restaurante
llama la atención por su decorado con lámparas de lágrimas y
muchas luces, manteles muy blancos y muchas plantas; parece una decoración muy glamurosa; como para gente
guapa.
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Interior de Monsieur Sushita |
Nos ha llamado la atención el que a las dos de la tarde, hora de nuestra cita siempre a todos los restaurantes, en el día de hoy el local esté muchas de las mesas ya ocupadas, y las personas ya comiendo; señal de que hace tiempo que han llegado, lo que me induce a pensar en que es un local de moda en la zona.
Se puede decir que el
restaurante tiene tres ambientes, dos en la planta baja y otro en la
parte de arriba. A nosotros nos sitúan en un espacio muy cerca de la
cocina, cocina con no menos de ocho cocineros y a la vista, todos
ellos vestidos de negro con su correspondiente gorrito, también
negro y en el que se adivinan cocineros de distintas nacionalidades. La
decoración en esta parte es curiosa, ya que no tiene ningún cuadro
y es la pared la que está pintada con ramas y hojas, diría que muy
al estilo oriental.
Cuando nos traen la carta,
pedimos vermut y cañita. No debe de haber platos fuera de carta,
ésta ya de por sí extensa, ya que el camarero no nos comenta que lo
haya. Así que nos toca escoger.
La carta está dividida en
entrantes, a compartir, especialidades, makis, pizzas… Y nos
decidimos por una de cada.
Empezamos por el maki roll de
bogavante en tempura. Se trata de una base sólida muy blandita y suave, con un pedazo
crujiente de bogavante en la cima, aderezado con mayonesa y
cebollino; delicioso al paladar. Le acompañaba el pedacito de wasabi
y el jengibre, para darle más sabor a la salsa de soja que nos han
servido en un platito a parte, y que no hemos tocado.
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Maki de bogavante |
Hemos empezado en plan japo y
vamos a seguir con unas samosas de pollo de corral al horno con salsa
de aguacate y lima. Las samosas son una especie de empanadillas
triangulares con base de hojaldre, típicas del sur de India, y que aquí
están rellenas y bien rellenas de carne de pollo, suave y blanda. Le
acompaña una salsa delicada de aguacate y lima; muy agradable la
combinación.
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Samosas de pollo con salsa de aguacate |
No podía faltar la pastela,
que en este caso era una pastela de pato confitado con salsa de
manzana, y no la típica pastela marroquí de pollo y almendras. La
pastela de Monsieur Sushita está hecha de hojaldre crujiente por fuera y relleno con el
pato desmigado y pasas dulces, que estaba realmente deliciosa. Es muy de destacar el contraste del sabor dulce de las pasas, con el del pato y el hojaldre salado, que junto con la compota de manzana con la que lo ha regado el
camarero por encima, resulta muy llamativo y sabroso.
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Pastela de pato confitado |
Terminamos con un tataki de
atún al carbón con chips de kale, o pequeñas rodajas de atún, del grosor de medio dedo, aderezado con lo que me ha parecido
salsa de soja y sésamo. Le acompañaban chips de kale, que es una
planta de hoja muy verde, de la misma familia que el repollo, y que es como
una col rizada y muy verde, aunque el sabor me hace recordar a las algas.
Me ha sorprendido muy gratamente este nuevo alimento del que desconocía
su existencia.
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El tataki de atún con el sabroso kale |
Y para terminar, no puede
faltar nunca el postre. Pedimos una tarta de queso, redonda con su
base de galleta, regada con sirope de fresa y por encima, bola de
helado de frambuesa, otra bola de helado de lima y rodajitas de
fresas y como adorno, pétalos de rosas. Delicioso y contundente.
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Tarta de queso con helados |
Si hubiese que ponerle un pero a Monsieur Sushita, sería el tiempo que transcurre entre plato y plato, que en algunos momentos se ha demorado más de lo que recomienda el protocolo, incluso a la hora de pagar, lo que ha hecho que la nota de valoración haya sido un poco baja, aunque los platos hayan resultado realmente estupendos y sabrosos.
No podemos dejar de mencionar el famoso apartado de la señalización de los aseos: en este caso muy acorde con el sitio y su nombre, en definitiva muy adecuado. La pena es que el aseo de las señoras estaba en el piso de arriba, de difícil acceso para mujeres con algún problema de movilidad.
