BIZIKLETAK, a 27 de abril de
2019, en la calle Meléndez Valdés n.º 52 de Madrid, Moncloa,
zona Universitaria, de exámenes y protestas, apuntes y
fotocopiadoras, cañas y buen rollo.
Se trata de un restaurante, o
gastrobar según su página web, que mezcla cocinas vasca, catalana,
mejicana y peruana.
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La entrada del local y su logotipo |
¿Y qué es un gastrobar? Pues
según los entendidos, un local en donde sirven tapas de autor, con un
toque distinguido, añado yo. La intención es acercar la alta cocina
a las clases populares a un precio asequible. Cuando has tomado
pinchos en San Sebastián y Bilbao, puede parecer una sutil copia de
los pinchos, pero en plan tapa, o servido en plato, para más
comodidad.
Estamos en un restaurante
pequeño, con pocas mesas y con una decoración con tonalidades muy
acogedoras, suaves. Nos llama la atención esos espejos con forma de
ventana, o ese sillín de bici a la que se le han añadido dos
herramientas de mecánico y parece la cabeza de un venado con sus cuernos. O las
lámparas, ruedas pequeñas de bici, incluso esas fotos pequeñitas de platos de comidas.
Ya sabemos que no hay menú en
la carta y que todo es a base de tapas, así que después de mucho
dudar decidimos que con cuatro tapas a compartir, tendríamos
suficiente, porque como siempre digo, hay que hacer hueco y probar
los postres.
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El huevo campero con setas y purés trufado |
Lo primero que nos ponen sobre
la mesa, después de matar la sed con una cerveza Calatrava (de
Ciudad Real, como no podía ser de otro modo) y unas patatas fritas
con salsa de aperitivo, nos sirven un huevo campero con puré
trufado, setas de temporada y cebolla frita en una minicazuelita. Y
sí, se distinguen perfectamente todos los ingredientes, se ve el
huevo y la cebolla frita y se saborea ese puré con el gran sabor y
aroma de la trufa. Empezamos con buen pie.
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Los ravioles de lámina de chocolate |
Le siguen los raviolis de lámina
de chocolate relleno de molleja de cordero y hongos en salsa Pedro
Ximenez. Tal vez haya sido la tapa más impersonal, porque no se
distinguían los componentes, léase el chocolate o la molleja de
cordero, pero sí hay que hacer hincapié en esa salsa Pedro Ximénez,
que le da un toque dulzón al plato.
Continuamos con el rollito de
arroz relleno de txangurro con salsa de jengibre. Nos sirven cuatro
rollitos que intentamos comer de un bocado. Y otra vez notamos y
saboreamos perfectamente ese txangurro y esa salsa de jengibre (con
ese toque singular entre picante y dulce), con la cobertura de arroz
y pedazos de lechuga en su interior. Tal vez la tapa que más nos ha
gustado.
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El rollito de arroz con txangurro |
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El steak tartar al homo |
Y por último, casi, nos ponen
sobre la mesa un steak tartar al humo. Tapa muy peculiar, pedacitos
muy pequeños de carne con cebolleta, pepinillo y alcaparras, servida
en plato de pizarra y sobre él, una campana de cristal transparente.
Nos dice la camarera que lo dejemos reposar un minuto, y cuando
levantamos la campana, ¡qué olor a humo de chimenea! Increíble.
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El bao de cochinita pibil |
Parece que los cuatro platos
que habíamos pedido al principio, se nos han quedado cortos, por eso
pedimos un bao mexicano con cochinita pibil y cebolla morada. El bao
es una especie de pan de mollete pero más esponjoso, que, relleno de
cochinita pibili, (ese cerdo asado y desmenuzado, aderezado con
achiote, que le da ese color rojo) resulta junto con la cebolla
morada, un plato espectacular y sabroso para el final de la experiencia.
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El bizcocho de queso Idiazabal y helado |
Los postres. Si buenas,
sabrosas y bien presentadas estaban las tapas, hay que hacer una
mención muy especial al bizcocho de queso Idiazábal, con helado de
nueces y pedacitos de manzana confitada. Cada ingrediente por su
lado, una maravilla, pero juntos en un sólo bocado, de saltarse las
lágrimas del placer.
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El chocolate con sal y pan |
Y otro postre, bolas de
chocolate con sal sobre pan y aceite de oliva, con un ligerísimo
toque de jengibre. La mezcla del chocolate con la sal, aunque pueda
parecer una excentricidad, es un excelente maridaje.


Siempre hago mención a la
señalización de los aseos, y en este caso, con dos trazos y un punto, han marcado las siluetas de ellos y ellas.
También quiero destacar el logotipo
del local, un diseño mezcla de bicicleta, platos y cubiertos, muy sencillo y muy bonito.
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El original emblema de Bizikletak |