domingo, 16 de septiembre de 2018

LAS TORTILLAS DE GABINO ¿Qué me dices de una tortilla guisada con callos?


LASTORTILLAS DE GABINO, a 15 de septiembre de 2018, en la calle Rafael Calvo 20, puro Chamberí, una de las zonas cuquis de Madrid.

El local tiene forma de U, estando la cocina en el centro y en las alas, las mesas. Y aunque la cocina está abierta, desde nuestra mesa no era posible ver el trabajo de los cocineros (¡qué pena!). La decoración del interior es bastante sencilla, paredes pintadas de blanco sobre piedras y nada de cuadros o adornos. La propias lámparas de distintos tamaños, hacen el espacio acogedor. Y al fondo, la vinoteca. Servicio esmerado con camareros jóvenes y muy profesionales.

La entrada a la tortillería

Disponen de una carta no muy extensa, pero la idea era probar las tortillas de Gabino, y compararlas con las propias, de madres, abuelas, bar de la esquina, amig@s y demás, por eso nos decidimos por unos entrantes a compartir que intentan ser originales y que nos apetece probar en este sitio, para luego probar la comida especial de la casa. 



Anchoas de Castro Urdiales y el tomate
Empezamos por unas anchoas de Castro Urdiales en salazón, que aunque estaban muy bien de sabor les sobraban algunas espinas, y eso nos hizo recordar las anchoas de Santoña, anchoas Ana María, que no tenían ni una espina, las enlatan totalmente limpias y firmes en su aceite. Las anchoas vienen acompañadas de un platito de tomate, digamos que espachurrado, para ponerlo sobre pan tostado. Mejor el tomate que la anchoa, dada mi predilección por el buen tomate con sabor a tomate y no a invernadero.


Croqueta de boletus y bocadito de foie
Seguimos con unas croquetas de boletus y un bombón caliente de foie; ambos entrantes se tienen que meter en la boca de una vez (primero uno y luego otro, obviamente), no morder y esperar que se deshaga poco a poco para apreciar todo el sabor. Y vaya si se aprecia, sobre todo en la croqueta de boletus, ¡qué sabor intenso y a la vez delicado a boletus! Por su parte el bocadito de foie tiene un sabor dulce que no terminamos de identificar; supongo que sería la pieza que coronaba el bocadito.



El tuétano es flambeado
El tuétano ya flambeado con el pan
Terminamos los entrantes con un tuétano glaseado. La verdad es que decidimos pedir este plato por tener un nombre muy sonoro, y porque en todos estos años no habíamos probado un plato parecido. Y nos presentan sobre una fuente lisa de madera, un hueso de vacuno partido a la mitad longitudinalmente, acompañado de unas rebanadas de pan un poco tostado (sólo le han dado un toque de calor), con unas hojas de hierbabuena, cilantro (con ese sabor tan peculiar que tiene) y albahaca y unos granitos de lo que han denominado torrezno, con aspecto de pan rallado.


Pan con tuétano, vegetales y migas
Pues bien, con todo ello sobre la mesa, se acerca el camarero con la pistola de fuego y glasea toda la parte de encima durante un minuto, más o menos. Cuando termina, cogemos con una cucharita parte del tuétano y la ponemos sobre el pan, ponemos encima unas hojas de los vegetales y por encima, los granos de torreznos. ¡Capricho de dioses!, ¡que plato tan delicado! Y cuando hemos acabado con el tuétano, rebañamos con la cuchara lo tostado que ha dejado el fuego sobre el hueso, esa costrita tan sabrosa. Todo un invento.

Tortilla con callos y clásica

Pasamos al plato estrella del local, y escogemos La tortilla Velazqueña la clásica que hacía Gabino y la Tortilla guisada con callos. Ambas vienen en una cazuela de barro que el camarero nos sirve en nuestros platos. No es fácil de explicar la sensación que se tiene cuando vas a una tortillería y esperas que te pongan sobre la mesa una tortilla redonda, caliente y firme. Pero lo que nos sirven es una especie de guisado de tortilla, patata frita en su punto y el huevo casi cuajado. Y la pregunta más importante que te hacen en el local: ¿con cebolla o sin cebolla? Los comensales al unísono: Con cebolla, por supuesto. Y según explicaciones del camarero, el 90% de los clientes prefieren la tortilla con cebolla. Puristas de la tortilla, "al loro".

De la primera, la tortilla clásica, como su nombre indica nos encontramos con una especie de guiso de patatas con huevo muy poco cuajado, y por tanto sin forma definida, pero con una sabor excepcional. Y de la segunda, tortilla española con callos, la misma base de patatas y huevo poco cuajado y callos a la madrileña por encima, que por cierto estaban muy tiernos. ¿Que no pega? Vale, lo admito, pero estaba buenísima, aunque eso sí, resultó bastante contundente.

Chipirones a la plancha

Y a uno de nosotros, que había visto la carta previamente, se le antoja los chipirones a la plancha. Nos sirven unos 8 chipironcitos a la plancha, tiernos y jugosos, con hojas de rúcula, con una base de aceite de oliva con una aspecto y un color divino, y pegotes de mahonesa.

Y tenemos que hacer una mención especial al pan, puesto sobre la mesa en un cestito de tela y templado al tacto y en boca.




La torrija con helado de vainilla 
El goloso de chocolate y avellana


Los postres son parte importante del menú, y aunque un poco llenos, tenemos que probar lo más original que encontremos, y por ello pedimos Goloso de chocolate y avellana, servido en un vaso resulta ser una mezcla de helado de chocolate y otras delicias. Una torrija con helado de vainilla, que no es una torrija como la entendemos en Madrid, puesto que no es una rebanada de pan mojado en leche y frita, sino que es un pan mojado en leche y glaseado en la superficie; un poco decepcionante. Y la que me ha resultado más apetecible: Flan “accidental” de queso brie, flan con una textura más firme que la receta tradicional y con sabor a queso acompañado de una bola de nata con sabor a nata. Delicioso.



Y el final lo dedicamos a la señalización de los baños: muy original. A estas altura de la película me sorprende que estas indicaciones no se repitan en estos 9 meses que llevamos de juego. En Las Tortillas de Gabino, la señal la componen un “grafiti” de la silueta de la cara de una mujer y un hombre, perfectamente identificables. Muy original y bonito. Un 8 para el artista y su ideario.


En resumen, un local muy acogedor en el que las tortillas son su especialidad y esperando que ensayen otras combinaciones y mezclas de sabores y texturas para seguir probando platos nuevos.