TABERNA BALKANIKA, el 9 de junio de 2018, en la calle Urquiza 15, a un paso
de la zona comercial de la calle Alcalá.
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La entrada de la taberna.Lo mejor está dentro. |
Este mes nos
hemos decantado por alejarnos por un momento de la comida asiática e
italiana y nos adentramos a descubrir la comida que se sirve en los Balcanes,
sobre todo, de Serbia y Bulgaria que sirven en la Taberna Balkanika.
Ya la entrada al restaurante impresiona, porque lo primero que nos encontramos es una especie de portal de unos ocho metros de largo, con arcos de piedra, para después descubrir el restaurante, propiamente dicho. Voy a ser un poco atrevida y decir que parece un antiguo templo reconvertido en restaurante, o una posada de hace siglos en Madrid, por la piedra y la amplitud. Es un local muy grande, para lo que esperábamos y con un decorado semejante a un mesón castellano, aunque no tan rústico. Manteles en las mesas y adornos en las paredes de trajes típicos de los Balcanes, utensilios de cocina antiguos y dibujo de señora con traje típico.
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Ensalada del chef. Todo color. |
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Los deliciosos panes |
Para
acompañar los platos hemos pedido pan, que nosotros llamamos pan de
pita, uno “normal” y otro con queso rallado por encima, panes del
tamaño de un plato. Es verdad que con estos panes, para nuestra
forma de comer resultan poco prácticos, porque son muy finos y no
puedes ni empujar la comida ni mojar, pero estaban del todo deliciosos, sobre todo el “normal”.
Tras
las ensaladas nos trajeron un plato llamado ZELEVI SARMI, que resultó ser una especie
de albóndigas XXL, a base de arroz con carne picada de cerdo, envueltas en una
hoja de repollo y salsa templada de yogur. Y la gracia del plato
estaba en la hoja de repollo, que podría estar cocida y
caramelizada, por la textura y el sabor que tenía tan atrayente,
como si estuviese frita.
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El SACH MIXTO todavía hirviendo |
Para
completar la comida pedimos un SACH MIXTO, trocitos de carne de
pollo, ternera y cerdo en salsa, servido en la mesa en una cazuela
humeante e hirviendo (¡como hacía chuf chuf!). Y lo mejor, los champiñones que acompañaban a
la carne, y la salsa, que me recordaba a la salsa de ostras que
sirven en los “chinos de toda la vida”, muy marrón y muy espesa. Si en un principio se veía que la cazuela tenía mucha salsa, cuando terminamos de servir la carne en los platos, ya se había consumido con el calor de la cazuela. De todo lo que degustamos, es lo que menos me emocionó, aunque es verdad que la carne estaba muy tierna.
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Tarta de chocolate y crepé. |
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Detalle de la tarta biskvitena búlgara. |


Si
tenéis que invitar a alguien a comer o cenar, es un sitio muy
interesante y barato.